Artritis reumatoide
Comprensión de los síntomas, importancia del diagnóstico precoz y tratamiento de calidad de la artritis reumatoide
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune que puede causar inflamación, dolor y rigidez en las articulaciones. Comprender los síntomas de la AR es esencial para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Los síntomas pueden incluir dolor articular, hinchazón, rigidez y fatiga, que pueden afectar en gran medida a las actividades cotidianas. Acudir al médico ante los primeros signos de AR permite intervenir a tiempo y desarrollar un plan de tratamiento personalizado. El objetivo es reducir la inflamación, controlar el dolor, proteger la función articular y evitar complicaciones. Los pacientes deben consultar a un especialista en tratamiento del dolor que pueda diseñar una estrategia terapéutica individualizada con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME), antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y agentes biológicos. La fisioterapia es vital para mantener la movilidad de las articulaciones, aumentar la fuerza y mejorar el funcionamiento general. Los especialistas en el tratamiento del dolor también ofrecen una atención holística que aborda los aspectos emocionales y psicológicos de la AR, como servicios de asesoramiento y grupos de apoyo. Es esencial ponerse en contacto con un especialista en tratamiento del dolor para recibir atención personalizada para la artritis reumatoide. Son expertos en el tratamiento de los síntomas, en mejorar la calidad de vida y en ayudar a las personas a llevar una vida activa. Si alguien experimenta algún signo o síntoma de AR, debe hablar con un especialista en tratamiento del dolor para desarrollar un plan eficaz para controlar su enfermedad.
Comprensión de los síntomas, importancia del diagnóstico precoz y tratamiento de calidad de la artritis reumatoide
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune que puede causar inflamación, dolor y rigidez en las articulaciones. Comprender los síntomas de la AR es esencial para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Los síntomas pueden incluir dolor articular, hinchazón, rigidez y fatiga, que pueden afectar en gran medida a las actividades cotidianas. Acudir al médico ante los primeros signos de AR permite intervenir a tiempo y desarrollar un plan de tratamiento personalizado. El objetivo es reducir la inflamación, controlar el dolor, proteger la función articular y evitar complicaciones. Los pacientes deben consultar a un especialista en tratamiento del dolor que pueda diseñar una estrategia terapéutica individualizada con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME), antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y agentes biológicos. La fisioterapia es vital para mantener la movilidad de las articulaciones, aumentar la fuerza y mejorar el funcionamiento general. Los especialistas en el tratamiento del dolor también ofrecen una atención holística que aborda los aspectos emocionales y psicológicos de la AR, como servicios de asesoramiento y grupos de apoyo. Es esencial ponerse en contacto con un especialista en tratamiento del dolor para recibir atención personalizada para la artritis reumatoide. Son expertos en el tratamiento de los síntomas, en mejorar la calidad de vida y en ayudar a las personas a llevar una vida activa. Si alguien experimenta algún signo o síntoma de AR, debe hablar con un especialista en tratamiento del dolor para desarrollar un plan eficaz para controlar su enfermedad.
Datos sobre la artritis reumatoide
AR frente a OA:
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune que causa inflamación, dolor y daño articular. La osteoartritis (OA) es una enfermedad degenerativa de las articulaciones provocada por el desgaste. La AR afecta a múltiples articulaciones de forma simétrica y puede implicar a otros órganos, mientras que la localización de la OA es específica de las articulaciones. La AR presenta rigidez matutina, hinchazón, fatiga y fiebre; la OA presenta rigidez tras la inactividad y empeoramiento del dolor articular con el uso.
Erosión ósea:
El proceso inflamatorio de la AR desencadena la liberación de diversas moléculas que estimulan unas células denominadas osteoclastos. Los osteoclastos se encargan de descomponer y reabsorber el tejido óseo. En la AR, el equilibrio entre la reabsorción ósea por los osteoclastos y la formación ósea por los osteoblastos provoca una pérdida neta de hueso. El sistema inmunitario ataca por error el revestimiento de la articulación, lo que provoca inflamación y destrucción del tejido óseo.
Curación:
La Artritis Reumatoide (AR) no tiene cura porque es una enfermedad autoinmune crónica que implica complejas interacciones del sistema inmunitario y una inflamación continua en las articulaciones. El diagnóstico y el tratamiento precoces de la artritis reumatoide pueden aliviar el dolor, controlar eficazmente los síntomas y minimizar las complicaciones.
Tratamientos eficaces e innovaciones prometedoras para la artritis reumatoide
El tratamiento de la artritis reumatoide (AR) puede incluir medicación, modificaciones del estilo de vida y, en algunos casos, cirugía. Entre los fármacos específicos que se prescriben se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los corticoesteroides y los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD) para reducir la inflamación e impedir el desarrollo de la enfermedad. La cirugía es una opción para los casos graves. El ejercicio, los hábitos alimentarios saludables y el descanso son fundamentales para combatir la AR. Es esencial que un especialista elabore un plan completo para obtener resultados óptimos. La medicina regenerativa ha demostrado su potencial en el tratamiento de la AR. La terapia con plasma rico en plaquetas (PRP) es un tratamiento regenerativo que utiliza las plaquetas del paciente para estimular la cicatrización de los tejidos y reducir la inflamación. Aunque son necesarias más investigaciones clínicas para validar plenamente su eficacia, la terapia PRP resulta prometedora para tratar los síntomas de la AR y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Tratamientos eficaces e innovaciones prometedoras para la artritis reumatoide
El tratamiento de la artritis reumatoide (AR) puede incluir medicación, modificaciones del estilo de vida y, en algunos casos, cirugía. Entre los fármacos específicos que se prescriben se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los corticoesteroides y los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD) para reducir la inflamación e impedir el desarrollo de la enfermedad. La cirugía es una opción para los casos graves. El ejercicio, los hábitos alimentarios saludables y el descanso son fundamentales para combatir la AR. Es esencial que un especialista elabore un plan completo para obtener resultados óptimos. La medicina regenerativa ha demostrado su potencial en el tratamiento de la AR. La terapia con plasma rico en plaquetas (PRP) es un tratamiento regenerativo que utiliza las plaquetas del paciente para estimular la cicatrización de los tejidos y reducir la inflamación. Aunque son necesarias más investigaciones clínicas para validar plenamente su eficacia, la terapia PRP resulta prometedora para tratar los síntomas de la AR y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Datos importantes sobre la artritis reumatoide
Naturaleza autoinmune
La artritis reumatoide (AR) es un trastorno autoinmune en el que el sistema inmunitario ataca por error los tejidos del organismo. Esta respuesta inmunitaria aberrante provoca inflamación crónica y dolor en las articulaciones.
Impacto y prevalencia
La AR afecta a millones de personas en todo el mundo, lo que genera una importante demanda de tratamientos eficaces. El diagnóstico precoz y la intervención de un especialista en tratamiento del dolor pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Progresión crónica
La AR es una enfermedad crónica, lo que significa que persiste durante mucho tiempo y suele causar daños progresivos en las articulaciones. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, es posible controlar los síntomas y ralentizar la progresión de la enfermedad.
FAQ Sobre
AR y medicina regenerativa
La artritis reumatoide es un trastorno provocado por un ataque erróneo del organismo a sus tejidos. Es una enfermedad autoinmune que causa inflamación, dolor, hinchazón y rigidez de las articulaciones debido a que se daña el revestimiento sinovial. Esta enfermedad puede provocar un empeoramiento de los síntomas y la destrucción de más de una articulación de forma simétrica, así como de otras partes del cuerpo.
Dolor e inflamación articular:
- Suele afectar a articulaciones pequeñas (manos, muñecas, pies).
- Provoca dolor, sensibilidad e hinchazón.
- Afectación simétrica en ambos lados del cuerpo.
Rigidez matutina:
- Rigidez prolongada que dura al menos 30 minutos o más.
- La rigidez también puede aparecer tras periodos de inactividad a lo largo del día.
Rigidez articular y movilidad limitada:
- Dificultad para mover las articulaciones afectadas con una amplitud de movimiento completa.
- Afecta a actividades cotidianas como caminar, agarrar objetos y flexionar las articulaciones.
Fatiga:
- Fatiga persistente que no guarda relación con el esfuerzo físico.
- Puede ser debilitante y afectar a los niveles generales de energía y bienestar.
Síntomas sistémicos:
- La AR es una enfermedad sistémica que afecta a todo el organismo.
- Los síntomas pueden incluir fiebre, pérdida de peso, disminución del apetito y sensación generalizada de malestar.
Deformidades articulares:
- La AR no tratada o mal controlada puede provocar deformidades articulares.
- La erosión articular, el debilitamiento de los ligamentos y el daño del cartílago contribuyen a las deformidades.
- Las deformidades pueden provocar limitaciones funcionales y cambios en el aspecto de una articulación.
Nódulos reumatoides:
- Pueden desarrollarse pequeñas protuberancias firmes bajo la piel.
- Suelen encontrarse sobre puntos de presión o cerca de las articulaciones afectadas.
Los especialistas en tratamiento del dolor recopilan información de los pacientes sobre sus síntomas, antecedentes familiares y tratamientos médicos previos para diagnosticar la artritis reumatoide (AR). Realizan una exploración física para detectar signos de hinchazón, inflamación o problemas sistémicos. Realizan análisis de sangre para medir anticuerpos y marcadores de inflamación y utilizan pruebas de imagen como radiografías, ecografías y resonancias magnéticas para detectar cambios articulares indicativos de AR. A lo largo del proceso de diagnóstico, los especialistas en el tratamiento del dolor se basan en criterios establecidos por organizaciones como el Colegio Americano de Reumatología (ACR). (ACR) o la Liga Europea contra el Reumatismo (EULAR).
- Medicación: El tratamiento de la artritis reumatoide suele consistir en la administración de fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) para frenar la progresión de la enfermedad y reducir la inflamación. Los medicamentos utilizados en este enfoque terapéutico incluyen antiinflamatorios no esteroideos (AINE), corticosteroides y agentes biológicos.
- Fisioterapia: Participar en sesiones regulares de fisioterapia puede ser beneficioso para controlar los síntomas de la artritis reumatoide. Los fisioterapeutas pueden proporcionar ejercicios para mejorar la movilidad de las articulaciones, fortalecer los músculos y aumentar la flexibilidad general. También pueden recomendar dispositivos de asistencia para ayudar en las actividades cotidianas.
- Modificaciones del estilo de vida: Ciertos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a aliviar los síntomas de la AR. Mantener una dieta equilibrada, una rutina de ejercicio regular y descansar pueden ayudar a controlar el dolor y la inflamación. También puede ser beneficioso evitar actividades que sobrecarguen las articulaciones y controlar el estrés.
- Control del dolor: Las personas con artritis reumatoide deben consultar a un especialista en el tratamiento del dolor, ya que es crucial. Estos especialistas poseen experiencia en la evaluación y el tratamiento del dolor crónico asociado a la AR. Pueden ofrecer una serie de intervenciones, como medicamentos, bloqueos nerviosos, modalidades de fisioterapia y terapias complementarias, para controlar eficazmente el dolor.
- Cirugía: En casos graves, los profesionales sanitarios pueden recomendar la cirugía para reparar o sustituir las articulaciones dañadas en personas con artritis reumatoide. Las cirugías de sustitución articular, como las de cadera o rodilla, pueden mejorar significativamente la movilidad y aliviar el dolor de las personas con AR avanzada.
- Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME): Los DMARD actúan modulando el sistema inmunitario y reduciendo la inflamación articular. Al actuar sobre el proceso subyacente de la enfermedad, estos medicamentos ayudan a ralentizar la progresión de la AR y a aliviar síntomas como el dolor y la inflamación.
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINE): Los AINE actúan bloqueando unas enzimas específicas denominadas ciclooxigenasas (COX) que contribuyen a la inflamación. Al inhibir estas enzimas, los AINE pueden reducir el dolor, la rigidez y la inflamación asociados a la AR.
- Corticosteroides: Los corticosteroides son potentes antiinflamatorios que pueden aliviar rápidamente los síntomas de la AR. Actúan suprimiendo la respuesta inmunitaria y reduciendo la inflamación de las articulaciones afectadas. Los corticosteroides pueden administrarse por vía oral, tópica o mediante inyecciones.
- Agentes biológicos: Los agentes biológicos son un tipo de DMARD dirigido a moléculas o células específicas implicadas en la respuesta inmunitaria. Al interferir con estas dianas, los agentes biológicos ayudan a regular el sistema inmunitario, controlar la inflamación y prevenir el daño articular en la AR.
- Fisioterapia: La fisioterapia desempeña un papel fundamental en el tratamiento de la AR al mejorar la función articular, fortalecer los músculos y aumentar la flexibilidad. Los fisioterapeutas utilizan ejercicios específicos, técnicas manuales y dispositivos de asistencia para optimizar la movilidad, reducir el dolor y mejorar la calidad de vida en general.
- Intervenciones para el tratamiento del dolor: Los especialistas en tratamiento del dolor emplean diversas intervenciones para aliviar el dolor crónico asociado a la AR. Pueden incluir medicamentos, bloqueos nerviosos, modalidades de fisioterapia y terapias complementarias como la acupuntura o la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS).
Los medicamentos y tratamientos prescritos para la artritis reumatoide (AR) tratan de atacar las causas subyacentes de la enfermedad. Los DMARD frenan la respuesta inmunitaria anormal, reduciendo la inflamación, la hinchazón y el dolor. Los AINE suprimen las enzimas que contribuyen a la inflamación, aliviando el dolor y la rigidez. Los corticosteroides actúan como potentes antiinflamatorios, suprimiendo el sistema inmunitario y reduciendo rápidamente las molestias o la hinchazón. Los agentes biológicos se dirigen a moléculas o células específicas asociadas a reacciones inmunitarias para regular la inflamación y retrasar el deterioro articular. Cuando se combinan con fisioterapia administrada por un especialista en el tratamiento del dolor, estos tratamientos pueden ayudar a controlar los síntomas de la AR.
El impacto de la medicina regenerativa en el tratamiento de la artritis reumatoide (AR) puede diferir entre individuos y se ve afectado por diversos elementos. Aunque tratamientos como la terapia con plasma rico en plaquetas (PRP) han demostrado su potencial para disminuir los síntomas y ayudar a la reparación de los tejidos, las pruebas de su eficacia específica para la AR siguen en desarrollo. Algunos estudios sugieren que el PRP puede reducir el dolor, disminuir la inflamación y mejorar la función articular en pacientes con AR. No obstante, la investigación disponible es restringida y se necesitan más ensayos clínicos del máximo calibre para demostrar su utilidad y determinar los programas de tratamiento ideales. Es esencial reconocer que la medicina regenerativa no debe considerarse parte de un plan integral para la AR, y los especialistas en tratamiento del dolor deben asesorar respecto a estos procedimientos. Pueden analizar el estado de un individuo, contemplar la gravedad de la AR y ofrecer un tratamiento adecuado en consecuencia. Los tratamientos convencionales, como los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD), las terapias biológicas y la fisioterapia, siguen siendo el pilar del tratamiento de la AR. Estos métodos cuentan con una cantidad considerable de pruebas que avalan su capacidad para reducir la inflamación, ralentizar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes con AR.
En la preparación del PRP (plasma rico en plaquetas), el proceso emplea la centrifugación diferencial para separar los componentes celulares de la sangre total autóloga en función de su gravedad específica. Este proceso suele constar de dos fases. En la primera, la sangre anticoagulada se somete a un "centrifugado suave" preliminar para separarla en tres capas. Las capas superiores, principalmente plaquetas y leucocitos, se transfieren a un tubo estéril. La capa inferior, principalmente eritrocitos, se desecha. La mezcla restante se somete a un segundo centrifugado, en el que se concentran aún más las plaquetas en un sedimento celular, que se extrae y homogeneiza en el plasma restante. Puede encontrar información detallada sobre los principios y métodos utilizados para la preparación de PRP en otro sitio.
Es esencial reconocer que la heterogeneidad del tratamiento puede producirse en cada etapa de los protocolos básicos de PRP. Factores como el tipo de tubo colector, la velocidad de centrifugación, el número de pasos y el uso u omisión de agentes activadores pueden dar lugar a preparaciones de PRP con volúmenes, número de plaquetas, contenido de factores de crecimiento y glóbulos blancos y rojos residuales variables. Es crucial comprender cómo estas diferencias pueden afectar a la eficacia del PRP. Por ejemplo, las concentraciones más elevadas de plaquetas no se traducen necesariamente en una mejora de los efectos de cicatrización tisular. Además, la caracterización inadecuada del PRP en la bibliografía y la escasa información sobre la metodología agravan la falta de comparabilidad entre tratamientos.
Durante el procedimiento de los distintos tratamientos de la artritis reumatoide (AR), intervienen varios pasos para abordar las necesidades específicas de cada enfoque terapéutico.
En el caso de tratamientos como los DMARD, los AINE y los corticosteroides, el procedimiento suele consistir en la administración de medicación mediante comprimidos orales, inyecciones o aplicaciones tópicas. La dosis y la frecuencia de la medicación pueden variar en función de la gravedad de los síntomas de la AR y de la respuesta individual. Un especialista en tratamiento del dolor supervisa estrechamente a los pacientes para evaluar la eficacia del tratamiento y realizar los ajustes necesarios.
En el caso del tratamiento con plasma rico en plaquetas (PRP) para la AR, el procedimiento consta de varios pasos. Durante el procedimiento, el especialista toma una pequeña muestra de sangre del paciente. A continuación, la sangre se procesa para separar las plaquetas y el plasma de otros componentes sanguíneos. A continuación se extrae el plasma rico en plaquetas, que contiene una cantidad concentrada de factores de crecimiento y propiedades curativas. Por último, el PRP se inyecta en las articulaciones afectadas o en las zonas inflamadas para favorecer la reparación de los tejidos, reducir la inflamación y aliviar los síntomas de la AR.
El plasma rico en plaquetas (PRP), derivado de la sangre del paciente, se considera un componente sanguíneo y no un producto celular o tisular humano. Esta distinción es importante, ya que el PRP aprovecha los procesos curativos naturales del organismo y constituye una alternativa atractiva a los tratamientos convencionales. La alta concentración de plaquetas en el PRP, crucial para el proceso de curación del organismo, se desplaza a la zona afectada durante una lesión o enfermedad, liberando proteínas esenciales para la curación, como los factores de crecimiento. Esta característica es especialmente beneficiosa en el tratamiento de la artritis reumatoide (AR), caracterizada por una inflamación prevalente y daños en los tejidos. A pesar de estos prometedores atributos, es importante señalar que los ensayos clínicos sólidos aún no han establecido definitivamente la eficacia del PRP en el tratamiento de la AR. La ausencia de datos sustanciales de ensayos clínicos que evalúen la eficacia del PRP ha suscitado un escepticismo considerable. En consecuencia, aunque el PRP tiene potencial y presenta un enfoque único para tratar los síntomas de la AR, es crucial recordar que la FDA no aprueba oficialmente su uso. Los especialistas en el tratamiento del dolor recomiendan encarecidamente a los pacientes que estén considerando el tratamiento con PRP que analicen detenidamente todas las opciones de tratamiento, los beneficios, los riesgos y las pruebas de investigación actuales.
Comprender las capacidades y limitaciones de la terapia PRP y otros tratamientos convencionales para la artritis reumatoide (AR) es vital. Aunque estos tratamientos pueden controlar eficazmente los síntomas de la AR, no curan la enfermedad. La AR es una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario del organismo ataca por error sus tejidos, provocando inflamación y daños en las articulaciones y otros sistemas corporales. La terapia PRP, que ha ganado popularidad debido a su potencial para promover la curación y reducir la inflamación, utiliza los factores de crecimiento del organismo para estimular la reparación de los tejidos. Sin embargo, no detiene el proceso autoinmunitario que es la base de la AR. Del mismo modo, los tratamientos convencionales como los AINE, los corticosteroides y los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) controlan los síntomas reduciendo la inflamación y ralentizando la progresión de la enfermedad, pero no ofrecen una cura.
La elegibilidad para la medicina regenerativa en la AR puede depender de factores como:
- Actividad y gravedad de la enfermedad: La medicina regenerativa puede ser viable para las personas con AR activa que no pueden controlar eficazmente sus síntomas o reducir la actividad de la enfermedad con tratamientos tradicionales como los DMARD o los biológicos.
- Idoneidad de la terapia específica: La idoneidad de la medicina regenerativa para tratar la AR puede depender del tratamiento concreto, de cómo reduzca el dolor y de sus posibles beneficios. La decisión de utilizar este tipo de terapia suele tomarla un especialista en tratamiento del dolor en medicina regenerativa o reumatología.
- Estado de salud individual e historial médico: Para determinar la idoneidad para la medicina regenerativa, los especialistas en tratamiento del dolor deben tener en cuenta el estado de salud general del individuo, incluidas las afecciones médicas existentes, los antecedentes de medicación y la respuesta al tratamiento en el pasado, a fin de evaluar la idoneidad para este tipo de terapia. El análisis de estos factores aclara la idoneidad del individuo para la medicina regenerativa.
- Participación en ensayos clínicos: En ocasiones, la AR puede tratarse con medicina regenerativa, pero sólo a través de ensayos clínicos. Los ensayos clínicos se realizan para evaluar la seguridad y los beneficios de los nuevos tratamientos, incluidos los basados en la medicina regenerativa, y suelen tener requisitos para los posibles participantes.
Al explorar las opciones de tratamiento regenerativo para la artritis reumatoide (AR), la seguridad y eficacia del plasma rico en plaquetas (PRP). (PRP) (PRP). La terapia PRP, un producto sanguíneo derivado del cuerpo del paciente, ocupa un lugar importante en la caja de herramientas de muchos especialistas en el tratamiento del dolor debido a sus propiedades regenerativas, que minimizan el riesgo de reacciones alérgicas y de transmisión de enfermedades de origen sanguíneo. Sin embargo, como en cualquier procedimiento médico, existen posibles efectos secundarios, como infecciones, lesiones nerviosas o dolor en el lugar de la inyección. Las investigaciones indican resultados prometedores del tratamiento con PRP en el tratamiento del dolor asociado a la AR, la reparación de tejidos y la posible reducción de la inflamación. Sin embargo, su eficacia y perfil de seguridad pueden variar en función del estado general de salud de la persona, la gravedad de la AR y otros tratamientos concomitantes. Los especialistas en el tratamiento del dolor siguen profundamente comprometidos con la seguridad del paciente y animan a quienes estén considerando el tratamiento con PRP para la AR a que analicen exhaustivamente los posibles beneficios, riesgos y alternativas, asegurándose de que este tratamiento regenerativo sea la elección correcta.
¿En qué podemos ayudarle?
Estamos aquí para ayudarle a obtener la atención que necesita. Proporciónenos su información de contacto y nos pondremos en contacto con usted para ayudarle a concertar una cita, verificar la cobertura de su seguro o responder a cualquier pregunta que pueda tener. Nuestras principales prioridades son su salud y bienestar.
¿En qué podemos ayudarle?
Encuentre su clínica más cercana
Localice una de nuestras clínicas cerca de usted y dé prioridad a su salud hoy mismo. Nuestros centros médicos de primera categoría ofrecen múltiples servicios y cómodas ubicaciones para proporcionar a los pacientes la atención necesaria. Póngase en contacto con nosotros hoy mismo para concertar una cita.
Encuentre su clínica más cercana
Localice una de nuestras clínicas cerca de usted y dé prioridad a su salud hoy mismo. Nuestros centros médicos de primera categoría ofrecen múltiples servicios y cómodas ubicaciones para proporcionar a los pacientes la atención necesaria. Póngase en contacto con nosotros hoy mismo para concertar una cita.