Dolor abdominal
Comprender el dolor abdominal crónico y recurrente: causas, síntomas y opciones de tratamiento
El dolor abdominal persistente crónico y recurrente (DAP y DAR) puede dificultar la vida cotidiana y sugerir un problema médico subyacente. Caracterizados por molestias intensas en la zona media del abdomen, estos dolores aparecen al menos tres veces a lo largo de tres meses o más. Es esencial que cualquier persona que experimente estos síntomas acuda a un especialista en dolor abdominal para determinar el origen y crear un plan de tratamiento eficaz. La NAC y la DAR afectan a niños y adultos, y a menudo se combinan con estreñimiento e infecciones del tracto urinario. Entre las causas comunes relacionadas con la digestión que pueden contribuir al dolor abdominal crónico o recurrente se incluyen el SII, la enfermedad de Crohn, la intolerancia a la lactosa, el estreñimiento y otros problemas.
Además, las infecciones urinarias o parasitarias también pueden ser causas potenciales de ese dolor abdominal, y también pueden ser señal de afecciones más graves como cáncer, hernias y menopausia. A veces, los especialistas en tratamiento del dolor clasifican el dolor abdominal crónico o recurrente como "funcional", lo que indica la ausencia de una causa específica identificable. Aunque no exista una explicación científica del dolor, sigue siendo una experiencia genuina; el estrés psicológico y otros factores mentales pueden contribuir a intensificarlo.
Comprender el dolor abdominal crónico y recurrente: causas, síntomas y opciones de tratamiento
El dolor abdominal persistente crónico y recurrente (DAP y DAR) puede dificultar la vida cotidiana y sugerir un problema médico subyacente. Caracterizados por molestias intensas en la zona media del abdomen, estos dolores aparecen al menos tres veces a lo largo de tres meses o más. Es esencial que cualquier persona que experimente estos síntomas acuda a un especialista en dolor abdominal para determinar el origen y crear un plan de tratamiento eficaz. La NAC y la DAR afectan a niños y adultos, y a menudo se combinan con estreñimiento e infecciones del tracto urinario. Entre las causas comunes relacionadas con la digestión que pueden contribuir al dolor abdominal crónico o recurrente se incluyen el SII, la enfermedad de Crohn, la intolerancia a la lactosa, el estreñimiento y otros problemas.
Además, las infecciones urinarias o parasitarias también pueden ser causas potenciales de ese dolor abdominal, y también pueden ser señal de afecciones más graves como cáncer, hernias y menopausia. A veces, los especialistas en tratamiento del dolor clasifican el dolor abdominal crónico o recurrente como "funcional", lo que indica la ausencia de una causa específica identificable. Aunque no exista una explicación científica del dolor, sigue siendo una experiencia genuina; el estrés psicológico y otros factores mentales pueden contribuir a intensificarlo.
Datos importantes sobre el dolor abdominal crónico y recurrente
Síntomas:
- Se manifiesta como un dolor agudo e intenso que persiste de minutos a horas.
- Suele coincidir con otros síntomas, como vómitos, diarrea y dolores de cabeza.
Signos de preocupación:
- Los síntomas simultáneos de pérdida de apetito, fiebre alta, náuseas, pérdida de peso o sangre en orina o heces pueden indicar problemas de salud graves.
Dolor abdominal crónico en niños:
- Frecuente en niños de entre 5 y 16 años.
- La intolerancia a la lactosa o factores psicológicos como el estrés suelen contribuir al dolor.
Tratamiento eficaz del dolor abdominal crónico y recurrente: descubra la ablación por radiofrecuencia (ARF) como solución prometedora
Encontrar una solución adecuada es primordial cuando el dolor abdominal crónico o recurrente perturba la vida cotidiana. La ablación por radiofrecuencia (ARF) puede ser la respuesta gracias a su procedimiento mínimamente invasivo que utiliza ondas de radio para generar una corriente eléctrica a través de una aguja, creando calor en el tejido nervioso diana y reduciendo las señales de dolor. Este tratamiento funciona mejor cuando el origen del dolor está bien definido, y puede ser preferible a la medicación o la fisioterapia por sus menores riesgos y tiempos de recuperación más cortos. Sin embargo, la ARF no es adecuada para todo el mundo, por lo que es esencial pedir consejo a un especialista en el tratamiento del dolor antes de decidir si se procede o no. En última instancia, la ARF podría dar esperanzas a quienes no han experimentado alivio con los tratamientos tradicionales, ofreciendo un resultado prometedor.
Tratamiento eficaz del dolor abdominal crónico y recurrente: descubra la ablación por radiofrecuencia (ARF) como solución prometedora
Encontrar una solución adecuada es primordial cuando el dolor abdominal crónico o recurrente perturba la vida cotidiana. La ablación por radiofrecuencia (ARF) puede ser la respuesta gracias a su procedimiento mínimamente invasivo que utiliza ondas de radio para generar una corriente eléctrica a través de una aguja, creando calor en el tejido nervioso diana y reduciendo las señales de dolor. Este tratamiento funciona mejor cuando el origen del dolor está bien definido, y puede ser preferible a la medicación o la fisioterapia por sus menores riesgos y tiempos de recuperación más cortos. Sin embargo, la ARF no es adecuada para todo el mundo, por lo que es esencial pedir consejo a un especialista en el tratamiento del dolor antes de decidir si se procede o no. En última instancia, la ARF podría dar esperanzas a quienes no han experimentado alivio con los tratamientos tradicionales, ofreciendo un resultado prometedor.
Datos importantes sobre
Rápido y mínimamente invasivo
Experimente un procedimiento de 30 minutos que permite la recuperación en casa el mismo día.
Resultados duraderos
La ARF ofrece un alivio prolongado que puede durar de varios meses a años, lo que garantiza resultados duraderos en el tratamiento del dolor crónico.
Tratamiento versátil
La ARF puede tratar el dolor de espalda, el dolor de cuello y otras afecciones como la insuficiencia venosa.
Preguntas frecuentes sobre la ablación por radiofrecuencia
El dolor abdominal puede clasificarse de varias maneras, a menudo en función de su duración, localización, gravedad y síntomas asociados. Estos son los tipos más comunes de dolor abdominal:
- Dolor abdominal agudo: Este tipo de dolor es repentino e intenso. Puede durar de unas horas a unos días. Las causas pueden ser apendicitis, cálculos biliares, cálculos renales o úlcera de estómago.
- Dolor abdominal crónico: Este dolor persiste durante más de tres meses. Puede ser intermitente o constante. El dolor abdominal crónico puede deberse a afecciones como la gastritis, el síndrome del intestino irritable (SII), la enfermedad de Crohn o problemas de larga duración en el hígado o el páncreas.
- Dolor abdominal referido: El abdomen siente este dolor pero se origina en otra parte del cuerpo. Por ejemplo, en el caso de un infarto de miocardio, las personas suelen sentir dolor en el pecho y en la parte superior del abdomen.
- Dolor abdominal localizado: Este tipo de dolor se limita a una zona del abdomen. Suele indicar un problema en un órgano, como el apéndice, la vesícula biliar o el estómago.
- Dolor abdominal difuso: Este dolor se extiende por más de la mitad del abdomen y podría indicar un problema generalizado, como una infección, una obstrucción o una inflamación. Afecciones como la gastroenteritis, el síndrome del intestino irritable o la apendicitis pueden presentar este dolor.
- Dolor abdominal tipo calambre: Este tipo de dolor suele acompañar a la hinchazón y se alivia al expulsar gases o defecar. Suele ser leve y se suele atribuir a gases o indigestión. En las mujeres, a veces puede estar asociado con la menstruación.
- Dolor abdominal tipo cólico: Este tipo de dolor se presenta en oleadas, comenzando y terminando repentinamente, y a menudo es intenso. Los cálculos renales o biliares suelen causar este tipo de dolor.
Consultar a un especialista en el tratamiento del dolor abdominal crónico y recurrente es esencial en las siguientes situaciones:
Dolor persistente o recurrente:
- El dolor persistente y recurrente indica una enfermedad subyacente.
- El dolor persistente y recurrente requiere evaluación y tratamiento profesional.
Impacto significativo en la vida diaria:
- Interferencia con las actividades diarias, el trabajo y la calidad de vida.
- Necesidad de evaluación e intervenciones apropiadas para la mejora.
Ineficacia de otros tratamientos:
- Fracaso de los enfoques conservadores.
- Exploración de opciones alternativas, terapias especializadas o procedimientos intervencionistas.
Presencia de otros síntomas preocupantes:
- Pérdida de peso inexplicable.
- Fiebre.
- Náuseas o vómitos intensos.
- Sangre en las heces.
- Cambios en los hábitos intestinales.
- Atención médica inmediata y evaluación exhaustiva con la colaboración de un especialista en tratamiento del dolor.
Causa desconocida o compleja:
- La causa subyacente no está clara.
- Enfoque multidisciplinar para una evaluación exhaustiva y una planificación individualizada del tratamiento.
Ciertas condiciones y circunstancias pueden aumentar la probabilidad de dolor abdominal recurrente. Los posibles factores de riesgo varían en función de la causa del dolor. Algunos factores de riesgo generales a tener en cuenta son:
- Trastornos gastrointestinales: Afecciones como el síndrome del intestino irritable (SII), la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), la gastritis o la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) pueden aumentar el riesgo de experimentar dolor abdominal recurrente.
- Factores psicológicos: El estrés, la ansiedad, la depresión y otros factores psicológicos pueden estar relacionados con el dolor abdominal recurrente. La angustia emocional puede influir en la percepción y la sensibilidad al dolor.
- Intolerancias alimentarias: Ciertas intolerancias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa o al gluten (celiaquía), pueden desencadenar episodios de dolor abdominal recurrente en individuos susceptibles.
- Cambios hormonales: Las fluctuaciones hormonales pueden contribuir al dolor abdominal recurrente, sobre todo en las mujeres durante la menstruación o el embarazo.
- Antecedentes familiares: Los antecedentes familiares de trastornos gastrointestinales o dolor abdominal recurrente pueden aumentar la probabilidad de desarrollar síntomas similares.
- Cirugías abdominales previas: Las personas que se han sometido a cirugías abdominales, como la apendicectomía o la extirpación de la vesícula biliar, pueden experimentar dolor abdominal recurrente debido a la formación de tejido cicatricial u otras complicaciones.
- Medicamentos y efectos secundarios: Ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o los antibióticos, pueden irritar el tracto gastrointestinal y provocar dolor abdominal recurrente como efecto secundario.
- Factores relacionados con el estilo de vida: Los hábitos de vida poco saludables, como el sedentarismo, la mala alimentación, la hidratación inadecuada y los patrones alimentarios irregulares, pueden contribuir al dolor abdominal recurrente.
Antes del procedimiento de radiofrecuencia para el dolor abdominal crónico:
- La consulta con un especialista en tratamiento del dolor evaluará la afección y determinará la idoneidad del procedimiento.
- Como parte de las instrucciones, los profesionales sanitarios pueden aconsejar la interrupción de ciertos medicamentos o el cumplimiento de los requisitos de ayuno antes del procedimiento.
- Los especialistas en tratamiento del dolor proporcionarán instrucciones para los preparativos previos al procedimiento, incluido el uso de un jabón especial durante la ducha o la abstención de alimentos y bebidas durante un tiempo determinado.
Después del procedimiento de radiofrecuencia para el dolor abdominal crónico:
- Los pacientes pueden controlar activamente las molestias o el dolor en el lugar del tratamiento con analgésicos de venta libre.
- Puede producirse una ligera hinchazón o hematoma en el lugar de inserción de la aguja, que se resuelve en unos pocos días.
- Se proporcionarán instrucciones específicas posteriores al procedimiento, incluidas restricciones de actividad y recomendaciones para el tratamiento del dolor y el cuidado de la herida.
- Es crucial seguir estas instrucciones y acudir a las citas de seguimiento programadas.
Es fundamental consultar a un especialista en tratamiento del dolor para obtener información y asesoramiento personalizados sobre el procedimiento de radiofrecuencia para el dolor abdominal crónico. La situación de cada persona es única y las experiencias pueden variar.
Los especialistas en tratamiento del dolor pueden actuar sobre varios nervios para reducir el dolor abdominal crónico, dependiendo de su origen. Estas intervenciones, como los bloqueos nerviosos o las técnicas de neurolisis, están diseñadas para cortar las señales de dolor y ayudar a la persona que sufre molestias abdominales crónicas. Es esencial acudir a un especialista que pueda identificar el problema y recomendar el mejor enfoque de tratamiento nervioso para un control eficaz del dolor. Estos nervios pueden ser el plexo celíaco, los nervios esplácnicos o nervios abdominales específicos asociados a la causa del dolor.
La determinación de la elegibilidad para la ablación por radiofrecuencia (ARF) del nervio esplácnico implica una evaluación exhaustiva por parte de un especialista en el tratamiento del dolor.
Los siguientes criterios suelen ser la base para determinar la elegibilidad para la ARF del nervio esplácnico:
- Diagnóstico: Identificar la afección subyacente que causa el dolor abdominal y determinar la idoneidad de la ARF del nervio esplácnico como opción de tratamiento son pasos esenciales en el proceso de evaluación. Entre las afecciones comunes se incluyen el cáncer de páncreas, la pancreatitis crónica, el cáncer abdominal u otras afecciones de dolor abdominal crónico.
- Tratamientos conservadores: Antes de considerar la ARF del nervio esplácnico, es posible que se hayan intentado tratamientos conservadores como medicación, fisioterapia o modificaciones del estilo de vida sin un alivio adecuado del dolor.
- Procedimientos diagnósticos: Pueden realizarse pruebas diagnósticas, como estudios de imagen (tomografía computarizada, resonancia magnética), bloqueos nerviosos o inyecciones diagnósticas, para determinar si el dolor se origina en los nervios esplácnicos.
- Consulta con un especialista en tratamiento del dolor: Un especialista en el tratamiento del dolor evaluará el historial médico del paciente, realizará una exploración física y valorará los síntomas para determinar si la ARF del nervio esplácnico es una opción de tratamiento adecuada. Tendrá en cuenta factores como la gravedad y la localización del dolor, la respuesta a tratamientos anteriores y el estado general de salud.
Antes de un procedimiento de ablación por radiofrecuencia (ARF ), suelen tener lugar varios pasos preparatorios:
- Consulta: El primer paso suele consistir en una consulta con un especialista en tratamiento del dolor. Este especialista evalúa el historial médico del paciente, realiza una exploración física y analiza los detalles de la intervención.
- Diagnóstico por imagen: Dependiendo del caso concreto, pruebas de imagen como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas evalúan la zona tratada y orientan el procedimiento.
- Revisión de la medicación: El paciente debe informar al especialista en tratamiento del dolor sobre los medicamentos, suplementos o remedios a base de hierbas. Esta información permite al profesional orientar sobre si es necesario realizar ajustes específicos de la medicación o suspenderla temporalmente antes del procedimiento.
- Ayuno: Ciertos casos pueden requerir que el paciente ayune durante un periodo específico antes del procedimiento, normalmente unas horas. Este ayuno asegura un estómago vacío, minimizando el riesgo de complicaciones durante el proceso.
- Consentimiento informado: Un especialista en tratamiento del dolor proporciona al paciente información detallada sobre los beneficios, los riesgos potenciales y las opciones de tratamiento alternativas antes del procedimiento. Esta información es crucial para dar un consentimiento informado, que se evidencia mediante la firma de un formulario de consentimiento.
- Disposiciones para el transporte: Dado que la ARF se realiza normalmente bajo sedación o anestesia, es esencial organizar el transporte de ida y vuelta a la clínica u hospital el día del procedimiento.
Durante el procedimiento, los pacientes pueden experimentar diversas sensaciones, entre ellas:
- Anestesia local: Los pacientes pueden sentir una presión temporal o una ligera molestia durante la inyección del anestésico local, que adormece la zona alrededor del lugar de tratamiento.
- Calor o tibieza: La inyección del anestésico local adormece la zona alrededor del lugar de tratamiento, y los pacientes pueden sentir una presión temporal o una ligera molestia durante el proceso.
- Molestias mínimas: Durante la colocación de la aguja y el electrodo y la administración de energía de radiofrecuencia, los pacientes pueden experimentar un dolor mínimo o una leve sensación de pellizco u hormigueo.
Después del procedimiento, los pacientes pueden tener las siguientes experiencias:
- Dolor o sensibilidad: Es habitual experimentar un leve dolor o sensibilidad en el lugar del tratamiento después del procedimiento. Estas molestias son temporales y suelen desaparecer al cabo de unos días.
- Hinchazón o hematomas: Algunos pacientes pueden notar una ligera hinchazón o hematomas alrededor de la zona de inserción de la aguja. La hinchazón o los hematomas suelen ser leves y disminuirán con el tiempo.
- Alivio del dolor: El objetivo principal del procedimiento es aliviar el dolor abdominal crónico. Aunque los efectos inmediatos pueden variar, muchos pacientes experimentan un alivio gradual del dolor en los días o semanas siguientes, a medida que se interrumpen las señales de dolor de los nervios afectados.
- Reanudación de las actividades normales: Dependiendo de la persona y del procedimiento específico, los pacientes pueden reanudar sus actividades normales al poco tiempo de la intervención. Es esencial seguir las instrucciones proporcionadas por el especialista en tratamiento del dolor en relación con los cuidados posteriores al procedimiento y cualquier restricción de la actividad.
La realización del procedimiento de Radiofrecuencia para el tratamiento del Dolor Abdominal Crónico implica la realización de los siguientes pasos:
- Preparación del paciente: El especialista en tratamiento del dolor coloca al paciente en una posición cómoda y garantiza la limpieza y esterilización de la zona de tratamiento.
- Anestesia local: El especialista en tratamiento del dolor administra un anestésico local para adormecer la zona de tratamiento y garantizar la comodidad del paciente durante todo el procedimiento.
- Inserción de la aguja: El especialista en tratamiento del dolor inserta cuidadosamente una aguja fina con un electrodo en la punta cerca de los nervios afectados por el dolor abdominal crónico, guiado por técnicas de imagen como la ecografía o la fluoroscopia.
- Colocación del electrodo y estimulación: El especialista en tratamiento del dolor coloca la aguja con precisión y posiblemente aplica una corriente eléctrica suave para confirmar su proximidad a los nervios diana y evaluar la respuesta.
- Administración de energía por radiofrecuencia: El especialista en tratamiento del dolor aplica energía de radiofrecuencia a través del electrodo una vez confirmada la colocación precisa de la aguja. Esta energía genera calor, creando una lesión en los nervios objetivo e interrumpiendo eficazmente la transmisión de la señal de dolor.
- Cuidados posteriores al procedimiento: El especialista en tratamiento del dolor retira la aguja después del procedimiento y aplica un pequeño vendaje en el lugar de inserción. El especialista en tratamiento del dolor vigila brevemente al paciente y le da instrucciones para el tratamiento del dolor después del procedimiento y los cuidados de seguimiento.
La ablación por radiofrecuencia (ARF) es una opción beneficiosa para tratar el dolor crónico causado por afecciones como la artritis, el dolor nervioso y algunas formas de dolor oncológico. Es esencial evaluar su eficacia en el tratamiento de las molestias abdominales porque depende de factores como la localización del dolor, el estado general de salud del paciente y su respuesta a tratamientos anteriores. Consultar a un especialista en tratamiento del dolor es crucial para comprender mejor cómo funciona la ARF en cada caso. De este modo, se puede optar por la solución más adecuada teniendo en cuenta los últimos avances de la investigación y los posibles beneficios o riesgos de la ARF. Las señales de dolor procedentes de diversas partes del cuerpo viajan a través del sistema nervioso para llegar al cerebro. Cuando se trata de dolor abdominal crónico, pueden estar implicados numerosos nervios dependiendo de su causa y localización. Por nombrar algunos, éstos son algunos de los nervios relevantes:
- Nervios esplácnicos: Estos nervios transportan información sensorial desde los órganos internos del abdomen hasta el sistema nervioso central. Las alteraciones o daños en estos nervios pueden provocar dolor abdominal crónico.
- Nervio Vago: Se trata de uno de los sistemas nerviosos más grandes del cuerpo y desempeña un papel en la transmisión de señales desde diversos órganos del abdomen, incluidos el estómago y el intestino delgado.
- Nervios espinales torácicos: Estos nervios salen de la médula espinal en la parte superior de la espalda (región torácica) y pueden transmitir información sensorial desde partes del abdomen. Ciertas afecciones, como la radiculopatía (inflamación de la raíz nerviosa), pueden causar dolor abdominal.
- Nervios espinales lumbares y sacros: Los nervios espinales inferiores (los de las regiones lumbar y sacra) también pueden estar implicados en el dolor abdominal, en particular el dolor en la parte inferior del abdomen o la pelvis.
Tras someterse a una ablación por radiofrecuencia (ARF), los pacientes pueden esperar un proceso de recuperación generalmente suave. Después de la ablación por radiofrecuencia (ARF) es frecuente que se produzcan molestias leves o dolor en la zona tratada. (ARF)y los pacientes pueden tratarlas con analgésicos de venta sin receta durante un breve periodo de tiempo. Puede producirse una ligera hinchazón o hematoma alrededor de la zona de inserción de la aguja, pero normalmente desaparece en unos días. La mayoría de las personas pueden reanudar sus actividades cotidianas inmediatamente después de la intervención, siempre que sigan las restricciones o pautas indicadas por el especialista en tratamiento del dolor. Es fundamental seguir las instrucciones posteriores al procedimiento, incluidas las estrategias recomendadas para el tratamiento del dolor y el cuidado de las heridas. Aunque el tiempo de recuperación varía de una persona a otra, la mayoría de los pacientes experimentan un alivio significativo de los síntomas poco después de la ablación por radiofrecuencia (ARF). Es esencial recordar que el proceso de curación de cada persona es diferente. Por ello, es aconsejable que un especialista en tratamiento del dolor le asesore de forma personalizada sobre su caso particular y que controle sus progresos en las citas de seguimiento.
Después de someterse a una ablación por radiofrecuencia (ARF), el dolor abdominal crónico puede tardar algún tiempo en aliviarse. (ARF). Aunque algunas personas obtienen resultados inmediatos, es más frecuente que los síntomas disminuyan de forma constante a lo largo de varios días o semanas. Los nervios afectados se interrumpen y se altera la transmisión de las señales de dolor, lo que reduce progresivamente las sensaciones relacionadas con las molestias abdominales crónicas. Las variaciones en el tiempo de alivio dependen de factores individuales y de la afección específica en tratamiento, reconociendo la singularidad de cada paciente. Algunos pueden necesitar varias sesiones de ARF o más tiempo para obtener un alivio óptimo. Un especialista en tratamiento del dolor puede proporcionar una evaluación individualizada y explicar cuándo se puede esperar sentirse mejor tras la ARF. Durante las citas de seguimiento, evaluarán los progresos del paciente y harán los ajustes necesarios. También ayudarán al paciente a gestionar sus expectativas y a optimizar su proceso de recuperación para conseguir un alivio duradero del dolor.
Determinación de la elegibilidad para la ablación por radiofrecuencia (ARF) requiere la consideración de varios factores. Las personas que sufren dolor crónico, como artrosis o dolor articular, y que no han respondido a tratamientos conservadores pueden considerarse posibles candidatos a la ARF. Los criterios de elegibilidad pueden variar en función de la afección, el estado de salud y la recomendación de un especialista en tratamiento del dolor. Es esencial pedir consejo al especialista en tratamiento del dolor para evaluar la idoneidad de la ARF.
Aunque poco frecuentes, algunos posibles efectos secundarios pueden estar asociados a la ablación por radiofrecuencia (ARF). He aquí una lista de estos efectos secundarios temporales pero posibles:
- Dolor o molestias temporales: La región alrededor de la zona tratada puede sentirse incómoda o sensible durante unos días después del tratamiento. Estas molestias suelen ser leves y pueden tratarse con analgésicos de venta sin receta.
- Hinchazón o hematomas: Es normal experimentar hinchazón o decoloración en el punto de inserción durante unos días después del procedimiento. Esta hinchazón o hematoma suele desaparecer al cabo de varios días.
- Infección: Existe la posibilidad, aunque poco frecuente, de que se produzca una infección en el lugar de inserción de la aguja.
- Daño nervioso: En raras ocasiones, el procedimiento puede causar daño a un nervio, lo que resulta en déficits sensoriales temporales o, aunque raramente, permanentes o debilidad muscular.
- Cambios en la presión arterial o la frecuencia cardíaca: Son poco frecuentes pero pueden producirse durante el procedimiento. Estos cambios suelen ser temporales y el especialista en tratamiento del dolor los controla de cerca.
- Reacciones alérgicas: Ciertas personas pueden experimentar una reacción alérgica a la anestesia local o a otros fármacos administrados durante la operación.
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