El dolor lumbar, a menudo experimentado como una sensación aguda o sorda, se produce en la zona situada debajo de la caja torácica. Esta molestia puede deberse a diversos factores, como distensiones musculares o ligamentosas, discos abultados o rotos, artrosis o irregularidades esqueléticas. Aunque suele ser un problema a corto plazo, puede volverse crónico y persistir durante tres meses o más.

Diversos factores pueden desencadenar el dolor lumbar. A menudo, es consecuencia de una distensión o lesión de los músculos y ligamentos debida a una actividad física intensa o a levantar objetos de forma inadecuada. Afecciones crónicas como la artrosis, la ciática o la enfermedad degenerativa discal también pueden causar dolor en esta región. Los discos abultados o rotos de la columna pueden presionar los nervios y provocar molestias. Las irregularidades esqueléticas, como la escoliosis en la que la columna se curva lateralmente, pueden provocar dolor lumbar persistente. Los hábitos de vida poco saludables, como el ejercicio insuficiente y el exceso de peso, pueden empeorar estas afecciones, contribuyendo significativamente al dolor lumbar.

Varios factores aumentan el riesgo de padecer lumbalgia. El envejecimiento suele contribuir al desgaste de los discos, por lo que las personas mayores son más propensas. La falta de forma física debilita los músculos de la espalda, lo que provoca dolor. El exceso de peso corporal sobrecarga los músculos de la espalda, aumentando el riesgo. Los trabajos que implican levantar objetos pesados, empujar o tirar de ellos, especialmente cuando implican torcer o hacer vibrar la columna vertebral, pueden provocar lesiones y dolor de espalda. Los problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, pueden influir en la percepción del dolor y exacerbar el dolor lumbar.

Una persona debe plantearse acudir a un especialista en tratamiento del dolor lumbar cuando las molestias se agraven, persistan más de unas semanas o vayan acompañadas de otros síntomas preocupantes. Por ejemplo, pérdida de peso inexplicable, hinchazón o enrojecimiento de la espalda, dolor que se extiende por las piernas, dolor que empeora con el reposo o si el dolor es consecuencia de una caída o lesión. Además, si el dolor lumbar empieza a interferir con las actividades cotidianas, se recomienda visitar a un especialista en tratamiento del dolor para diagnosticar la causa y empezar un tratamiento eficaz.

El dolor lumbar crónico puede tratarse en casa con medidas específicas. Los ejercicios regulares de bajo impacto, como caminar o nadar, pueden aumentar la fuerza y la resistencia de la espalda, reduciendo así el dolor. Las técnicas mentales y corporales, como la respiración profunda, la meditación o el yoga, también pueden aliviar el dolor. Antiinflamatorios no esteroideos de venta libre (AINE) pueden aliviar el dolor temporal. Sin embargo, si el dolor persiste o empeora con el tiempo, es esencial acudir a un especialista en tratamiento del dolor para evitar complicaciones mayores y explorar opciones de tratamiento más específicas.

Las inyecciones vertebrales, a menudo recomendadas por especialistas en el tratamiento del dolor, tratan el dolor lumbar. Estas inyecciones administran medicación directamente en el origen del dolor en la columna vertebral. Los tipos más comunes son las inyecciones epidurales de esteroides, que contienen un corticosteroide para reducir la inflamación y un anestésico para adormecer el dolor. Pueden proporcionar un alivio temporal o duradero. Otro tipo, las inyecciones de bloqueo nervioso, se utilizan para determinar el origen del dolor y también pueden proporcionar un alivio temporal. Sin embargo, las inyecciones vertebrales deben considerarse parte de una estrategia más amplia de tratamiento del dolor, que incluya fisioterapia, ejercicio y medicación.

La mejor inyección espinal para el dolor lumbar varía según las circunstancias individuales y la causa del dolor. Las inyecciones epidurales de esteroides, que contienen un corticosteroide y un agente anestésico, suelen utilizarse para reducir la inflamación y aliviar el dolor. Un especialista en el tratamiento del dolor puede recomendar inyecciones en la articulación facetaria o bloqueos nerviosos con fines diagnósticos y para aliviar el dolor. La ablación por radiofrecuencia, una inyección que utiliza calor para interrumpir la conducción nerviosa y reducir el dolor, puede ser especialmente eficaz para el dolor lumbar crónico. En última instancia, la mejor inyección vertebral dependerá del estado de cada persona, y un especialista en tratamiento del dolor debe determinar cuál es la más eficaz para cada individuo.

Que un paciente deba recibir una inyección epidural de esteroides o una inyección de bloqueo nervioso para el dolor lumbar depende de su estado y de la causa. Una inyección epidural de esteroides puede aliviar considerablemente el dolor causado por una hernia discal o una degeneración discal. Por otra parte, una inyección de bloqueo nervioso suele utilizarse con fines diagnósticos para determinar el origen exacto del dolor y también puede proporcionar un alivio temporal del dolor. Un especialista en tratamiento del dolor evaluará detenidamente el estado del paciente y su historial médico para recomendar el tratamiento más adecuado.

La duración del alivio de los tratamientos del dolor crónico y lumbar puede variar significativamente en función del tratamiento específico y de factores individuales. Los analgésicos de venta libre pueden proporcionar alivio durante unas horas. Las terapias físicas y los ejercicios suelen tener beneficios a largo plazo cuando se practican con constancia. Las inyecciones en la columna vertebral, como las inyecciones epidurales de esteroides o los bloqueos nerviosos, pueden proporcionar un alivio que dura de una semana a un año. Las terapias avanzadas, como los estimuladores de la médula espinal, pueden proporcionar un alivio sostenido durante varios años. Sin embargo, la eficacia y duración de estos tratamientos puede variar de una persona a otra. La consulta con un especialista en tratamiento del dolor es esencial para tratar eficazmente a cada paciente.

Someterse a una inyección para el dolor crónico y lumbar requiere cierta preparación. El paciente debe esperar que el especialista en tratamiento del dolor revise su historial médico y le realice un examen físico. Antes del procedimiento, puede ser necesario dejar de tomar ciertos medicamentos, como los que diluyen la sangre. Además, es probable que sea necesario ayunar unas horas antes de recibir la inyección. También es esencial organizar el transporte a casa después de la inyección, ya que normalmente no está permitido conducir. Las instrucciones de preparación pueden variar, por lo que es vital comentar los detalles con el especialista en tratamiento del dolor.

Las inyecciones para aliviar el dolor crónico y lumbar pueden ser incómodas, aunque rara vez graves. El especialista en tratamiento del dolor suele aplicar un anestésico local para adormecer la zona antes de administrar la inyección. La medicación puede ir acompañada de presión o una sensación de escozor cuando se inyecta en la zona. Después, puede haber cierta molestia o dolor leve en el lugar de la inyección. Sin embargo, suele desaparecer al cabo de unos días. En caso necesario, el especialista en tratamiento del dolor puede recomendar el uso de analgésicos de venta sin receta en casa.

La idoneidad de una inyección para tratar el dolor lumbar crónico e intenso depende de múltiples elementos. Si los tratamientos tradicionales, como los fármacos o la fisioterapia, no han generado un alivio significativo, la persona puede ser apta para el procedimiento. Un diagnóstico preciso que señale el origen del dolor como una hernia discal o una estenosis espinal también podría dar derecho a la intervención. No obstante, las personas con infecciones activas o determinadas afecciones médicas pueden no ser buenos candidatos. Un especialista en el tratamiento del dolor puede evaluar el estado y la salud general de la persona para determinar si es apta.